>2007

>Todas las historias de los antihéroes terminan así: un asesinato, una paja o un exabrupto. Un silencio. Estamos cansados de escuchar el duermevela de los ganadores. Por aquí buscaremos, pues, nuestro propio reflejo.

Buenos días y buenos años. Aquí mi radio personal, allí vuestras orejas. Buenos días, mi cementerio radiado, mi larga y silenciosa espera. Mis oyentes. Uhhh… dicen que en las noches de luna los crucifijos nos saben a espanto, a soledad, a hierro en los dientes. A misterio. A pena. Un poco a tristeza. Hace tiempo que dejaron de contarse las horas en mi linde y Vds. se me duermen ya como niños errantes o autistas, y yo quisiera acunarlos con mis palabritas, como lo haría un certero cuentista, quisiera que mis letras les llenaran las alacenas de sus retretes o los arcones de sus guardillas del pueblo.

Pero hoy vienen a escucharme y les invito a que cierren sus ojos y no se olviden que las mejores historias las escondemos en hojuelas sobadas, porque nuestros enemigos nos las harían trizas si tan solo las vislumbrasen limpias y dispuestas. Esta es mi radio: siempre hubo silencio donde ahora escuchan esta voz, y sepan que mis pobres entrevistados serán trajes de duelo, trajes de encargo, portadores de los poemas de Unamuno, o tal vez cornejas o mejor aún, las prosperas lechuzas que con ojos firmes y difusos les hacen soñar por las noches. Les diría que nunca vivimos nuestras vidas: nos la soban, nos la magrean, es vida prestada, horas recelosas, horas entregadas a la nómina, a los avatares del odio, al vacío de la pantalla de la oficina, al sudor de la noche en el puesto de guarda.

Y quisiera que soñaran con mi voz de locutor y que mis personajes que sobrevolarán durante este año les sepan a hielo-azúcar y sean la carne que nos merienda por las mañanas. Hoy ya es de noche. Esta es mi madrugada, mi radio prometida. Y desde el otero, la lechuza les sobrevuela, le aletea y les sonríe.

Les desea feliz año.

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5 thoughts on “>2007”

  1. >Enciendo por inercia “Radio Lechuza”, de voz silenciosa desde hacía tiempo, tratando de encontrar escondida mi propia voz, y escucho con agradable sorpresa su endulzante entonación. Un placer encontrarle de nuevo en las ondas, las noches de insomnio serán más llevaderas.

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