Tengo suerte si me levanto e imagino en vos un tafetán bruñido de luces,
con su hilera apretada de dientes que descansan en la sonrisa
Y vuestra cadencia en la respiración
Quizás hasta un resbalón sutil que borbotea y pugna por ser dicha.
Tal vez sea éste un artilugio a la memoria
Llamémoslo así, o quizás de vos sea un lacerado presentimiento.
Sobre las cosas que imagino
Apalabro vuestro cuerpo y lo abrazo, como cuando eras chica
Y jugamos en aquella playa entre Cascais y Guincho.
Ahora que tenemos de frente nuestra historia
y sabemos que su camino da frutos
y que nos brinca y nos parlotea por las mañanas en su cama,
de él serán nuestros abrazos y nuestras frentes despejadas,
Y serán en 40 años que nos restan,
La pequeña sonrisa hecha grande
Y la voz crecida que ahora es niño
(pero mañana hombre),
Palmeral de fuerza
Robledal de sabiduría.