Y fue en laVilla amurallada de Urueña, Villa del Libro, en primavera florida, que todos mis amigos me arroparon y juntos compartimos una fantástica tarde de bocados de felicidad.
Gracias a todos. Y para los que no estuvieron, la grabación del acto. ¿A qué se nos ve emocionados?
Sabía mantener la vista fija como nadie. Elegía un objeto, lo poseía en su interior, lo tomaba, lo repetía mil veces.
Lo estático. Su dominio. En el sexo, lo pasivo. Círculos. Pi. Sin fin. FIN.
Odiaba los finales.
–Odio los finales. No les soporto. Es perecer. Imagínate, aquella aguja donde se posan las cigüeñas. Me planto y las domino. Ellas no me ven y pronto sabría más de ellas, cada movimiento instintivo, el rizado del plumaje, sería una más, así hasta confundirme, sin pulso, me nacerían las alas, volaría…
Lo dinámico parecía confuso. No era estable. Ser consciente de la perpetuidad de una posición, sus detalles.
–Te arrojas al cielo. Azul sin nubes. Limpio. Constante. Eyaculas. Terminas. Comienzas. Centras toda tu pasión en un momento fijo, tan inamovible. La recoges entre tus brazos y la besas. El beso es corto, pero si lo mantienes en la cabeza, lo congelas. Sabes, el beso resulta ser la aguja con las cigüeñas, vives y sólo vives para este beso, ni eso, es la imagen fija del beso que te repites. La vida es así. Sé parar el tiempo. Te miro, brillan los ojos y amo tu brillo, amo el momento.
Era el dominio del círculo. Señalaba las cigüeñas. Guiñaba los ojos al sol mientras lo repetía. Me había contado que mantuvo fija la mirada frente al espejo más de seis horas. Después se quedó dormido. Había memorizado su rostro y no podía olvidarlo. Memorizó el gesto, el reflejo, la luz, la piel, las cejas, mantuvo la impresión en la vigilia, la petrificó. Grabó el espejo. Durmió y el espejo siguió dentro.
Nunca creí su historia. Evidentemente exageraba. Sabía fijar la mirada, absorber al contrincante, desnudarlo, examinarlo. Media, tres cuartos, dos horas. No contra sí. Ni soñar con uno mismo.
Arrebato. Vampirismo. Pronunciaba detenidamente las palabras.
-Una vez –se reía– cuando conocí una tía, le propuse joder en silencio. La desnudé. La poseí. Se extrañó. ¿Qué haces?, en un descuido la até a la cama. La penetré. Al principio ella se resistió, pero cuando comprendió se mantuvo quieta. Y lo hicimos. Ves la cigüeña. No son horas. Es un siempre. Siempre estuvimos ella y yo, encima y debajo, en silencio, mirándonos la boca, gozando. Lo entiendes. Somos así.
Y se reía aún más.
[Vídeo cortesía de Xandocandra@hotmail.com y copyright del texto, fragmento de Héroe Local]
La supuesta ideología luterana según Horst Köhler y cómo se imbrica en la definición social europea:
“…Simplificando, un empresario alemán aprovecha los momentos de coyuntura económica expansiva para invertir en nuevos equipamientos y tecnología, que le permiten mejorar la productividad de su empresa y la competitividad de sus productos, y en tiempos de crisis pacta con los sindicatos medidas de reducción de jornada y de formación continua, que le permiten retener mano de obra cualificada. Mientras, un empresario español contrata en épocas boyantes mano de obra barata a través de contratos temporales, lo que no le permite mejorar ni en productividad ni en competitividad, y después opta por el despido masivo y se aprovecha de la crisis para exprimir a los empleados restantes. Por eso la productividad aumenta en Alemania en tiempos de crecimiento y desciende durante las crisis. Justo lo contrario que en España, donde los pocos trabajadores que quedan deben trabajar mucho más que antes…”.
¿Gen latino frente a gen nórdico?¿Somos unos chafarderos los españoles?¿Nos gusta la estrategia “aquí te pillo, aquí te mato”?¿Son los alemanes tan guapos y tan rubios como dicen?
Sinceramente, pienso que las cosas son muchas veces más lo que aparentan que lo que sucede y esa es la realidad cotidiana. Lo que se escribe se prescribe y finalmente ocurre a nuestro alrededor. Sin embargo, en España ahora vivimos nuestro particular kurzarbeir en cientos de miles de familias que se buscan la vida mes a mes para así arrancar con chapuces algún euro y seguir tirando (lo llaman mercado negro, y quizás lo sea por la miseria a la que nos arroja). También creo que los que se lo llevan a “manos llenas” encima se jactan de las bondades que obviamente nunca practican… los muy pícaros.
A Mikelow, por año nuevo, le regalaron un libro de poemas que decía más o menos lo siguiente:
Increíble / porque llegó el tiempo de la manteca, el crudo y final desenlace vano, / como cuando te levantas de madrugada, /y por cierto, haciendo frío / y en el cielo se dibuja un color «blur», un sabor a ombligo y a sexo, / un olor a masturbación plácida.
Mikelow disfrutaba con aquella basura pseudoliteraria. Se entretenía desentrañando el galimatías de sus versos, flagelándose, expiando sus miserias. Se preguntaba, “¿Qué cojones es aquello del tiempo de la manteca?”
Había comprado también el periódico aquel primer día del año y allí se leían banderas barajadas en colores y tipos que bajaban de Audis a toda prisa: eran los trovadores y talibanes y comerciantes de mercurio que habrían follado a sus hermanos por tan siquiera un trozo más del queso del poder. El parmesano embriaga, aunque sin duda, el curado de oveja, si viejo, es el mejor…. ¿o tal vez no?… ¡No!… porque en realidad lo que más les gustaba, aunque nunca desentrañarían su secreto ni lo reconocerían aquellos poderosos, era el tiempo dedicado al asado de manteca.
Y Mike sonreía amodorrado, al repasar los artículos del periódico, aquel primer día del año.
El mensaje transmitido a los discípulos dijo así: «amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y es que las ideas han transformado nuestra historia, y fueron muchos, Aristóteles y Platón, también Julio Cesar, Aberroes, Voltaire, Tomas Moro, Adam Smith, Marx y Einstein… aunque sobre todo fue Jesús. Luego respondería a Pilato con su «mi reino no es de este mundo» y sin embargo, casi dos milenios después, muchos somos capaces de ver en su llegada un tiempo de Adviento y de esperanza. Hoy quiero saludar a todos mis amigos y compartir con ellos su Voz. Este espíritu nos ayudará en el cambio hacia lo esencial y será Tránsito y quizás la terapia en nuestros valores.
Si recordará que fue lo primero que escuché siendo niño ahora lo tengo bien claro: fue esto. Es como un puñal en mi cerebro, machihembrado en el alma de un pequeño de menos de tres años en un reproductor de bobina donde mi padre grabó la canción. Es mi recuerdo la voz de Joan Baez, que aún me conmueve. Pero no entendí hasta bien pasado los años el horror del destino que encierra su letra y su historia, como si del nacimiento (el mío) a la muerte (la del preso), y la posterior eternidad (la de todos), mi recuerdo de Joan fuese guía y camino necesario.
“Espero alegre la salida y espero no volver jamás” dijo Frida antes de irse, ya casi asunte por las inyecciones de Demerol y de Morfina. Pero antes firmaría para dejar bien escrita la frase “Viva la Vida”.Este sería su último cuadro y su postrero mensaje.
Lo más importante no es permanecer sino marcharse a tiempo. No es ser feliz sino participar con valentía hasta donde nos toque, dolor inclusive. Ella tenía el cuerpo fracturado aunque el alma llena. Y amaba profundamente “LA LLORONA” de Chavela: tal vez por lo que no pudo ser.
En el año 1350 la peste y la hambruna asolan la Península: el mismo rey don
Alfonso XI muere por la enfermedad en los campos de Gibraltar y sube al poder
su hijo, Pedro I “El Cruel”. Mientras tanto, en el valle del Tabladillo, en el cenobio
de Santo Domingo de Silos, una bestia, un ser con aberrantes deformidades
aparece misteriosamente y es acogida inesperadamente por los monjes…
confundidos por su apariencia y su comportamiento parcialmente humanos, se
preguntan sobre la verdadera naturaleza de su alma y deciden someter a la
bestia a una terapia de humanización.
Contra la sierra de fondo y en algún apartado recoveco de ella Mikelow detuvo el automóvil y ya afuera tuvo el tiempo justo para mirar al cielo. Pronto se cernirían las lluvias aunque ahora esto le daba lo mismo. Lo importante era sentir aquel calorcillo que rebotaba en la piel.
Y pensó que lo mejor de no estar muerto era que aún podría fumarse un pedazo de vida. Y suspiró.
Mientas, en el maletero del vehículo alguien golpeaba, estaba maniatado y amordazado. Mikelow se acordó de él, por supuesto, había que entregar cuantos antes aquel paquete a su cliente. Aquello era simplemente trabajo, pero no podía quitarse de la mente que su corazón latía y precisamente ella se encontraba demasiado lejos en aquel instante.
Mikelow se compró un DVD de esos de Sabina en el rastro de Sunset Boulevard; era usado, estaba gastado, hasta diríase que era la merma de un puto bazar chino. Solía llorar con estos chismes, reconocía que los poetas eran todos unos cabronazos. Acompañaba estos momentos con un chupo de Don Julio y aquel veneno era taimado, como la boa constrictor cuando se atraganta en un paritorio.
Él era así un hombre solitario y daría su corazón por mitigar aquella sombra en el entreacto de las palabras de Sabina. Las palabras eran justas y premonitorias. Fuera, la lluvia ardía.
A Mikelow no le restaba mucho más tiempo. Y sin embargo daría con sus huesos con una cualquiera, y sus besos serían la carnaza apercibida.