TEMPUS FUGIT: La madre

Hay muchos libros de empresa. Todos hablan del éxito. De sus recetas. Es una degustación pesada. Yo cada vez estoy más convencido de que realmente los leemos con una sonrisa entrecortada, porque todos sabemos que las cosas no son así. Mi relato habla de cuando vienen los hijos… entonces… entonces todos sabemos…

Que les guste. Esta vez, lo escucharán. Por cierto, la voz, de la fenomenal actriz y constructora de audiolibros Esperanza de la Encarnación. Inmensamente agradecido.

Pero si lo quieren descargar, junto con el resto: http://bit.ly/hihAWz

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Tempus Fugit Est: Libro de libros

En este gran poema de Luís Rosales, “ALGUNAS RELACIONES ENTRE EL DINERO Y EL FRÍO”, siempre he encontrado muchas verdades reveladas. Lo leí por primera vez de chico, aunque luego perdí su pista durante años, hasta que hace una década, más o menos, me lo topé por fin, sin querer, en esta pequeña obra maestra: DIARIO DE UNA RESURECCIÓN (Fondo de Cultura Económica – ISBN 84-375-0162-8). Es uno de mis libros de culto de poesía. Como era de esperar, arrancado de entre los cajones y olvidado en un puesto de la Feria del Libro de Ocasión de Valladolid.

Y ahora es un libro de libros en TEMPUS FUGIT EST.

Ah, perdonen por no haber presentado antes a mi poeta: Aquí Luis Rosales, aquí mis compañeros y amigos lectores que acompañan el vuelo de mi lechuza.

Imagino que será conocido por Vds. Para los que no, no pierdan más su tiempo (que no su dinero), cuelguen teléfonos, lleguen tarde a sus citas, como yo estoy llegando para teclearlo, y no se metan hoy en la cama sin dar un par de vueltas al asunto.

Pero lean, lean…

EL DINERO SE PAGA,
hay personas que tienen millones como hay ballenas que tienen tos
porque nunca salieron del Polo,
y son sietemesinas a la chita callando,
y no saben qué hacer con el dinero,
y no saben qué hacer con el frío,
pues el dinero es acromegalítico
y a veces hace crecer tanto
que se han visto ballenas que son mayores que una ciudad,
ballenas millonarias,
que no dejan dormir a nadie con su sola respiración en diez kilómetros a la redonda,
y esto es lo grave
ya que lo marineros suelen decir que quien las oye respirar por la mañana queda cesante un año,
y quien las oye respirar por la noche
se queda tramitado y ya no vuelve a recobrar el uso de ser hombre.

EL DINERO SÓLO ES DINERO CUANDO SE GASTA,
dicen los libros y los niños,
y este principio puede vacunarnos
ya que el dinero acumulado suele tener consecuencias muy perniciosas:
distancia al hombre de sí mismo,
le da poder incomunicativo de expresar su agradecimiento con un cheque,
le entumece los pies alucinándolo,
y en esto se parecen el dinero y el frío.
Tendríamos que aprenderlo para hacer palmas con las orejas,
ya que el dinero, como si fuera un espejismo,
que no lo es,
todo lo hace posible,
todo lo hace posible, y al mismo tiempo sucedáneo,
y tiene tanta fuerza que puede trasladar un monte o destruir una ciudad,

pero no puede dar una alegría,
sólo brinda satisfacciones,
satisfacciones retaceadas, pluscuamperfectos, convergentes,
que año tras año
dejan su anonimato sobre el rostro
igual que la sonrisa se congela en la boca del muerto.
El dinero ha perdido la inocencia,
si es que la tuvo alguna vez,
por tanto,
cuando llegue el momento en que una hora vale más que un vida,
solo debe importarte
distinguir claramente entre tener satisfacciones y tener alegrías,
esta es la clave de vivir,
no hay otra,
puesto que el alquiler de las ballenas suele durar un año,
el alquiler de las mujeres suele durar dos meses
y el alquiler de los políticos suele durar el tiempo que se tarda en hacer una arma.

Y
es cierto,
desde luego,
y contraproducente,
que la riqueza nos convence de todo, pues tiene arcángeles reumáticos
que pueden conseguirnos hasta las olas en que el año pasado nos bañamos,
además,
es idolatra
y crea de vez en cuando un nuevo Dios que no nos sirve para nada,
pues no basta hacer dioses, es necesario creer en ellos,
y la facilidad es descreída,
no lo olvides,
ya que nos dice la experiencia que quien consigue cuanto quiere,
suele tener un aborto de corazón,
y le sobra la vida,
y ya no sabe que hacer con ella.

DICE LOS DIPUTADOS QUE LOS MUERTOS TIENEN CONVERSACIONES ADMIRABLES;
las ballenas se convierten en islas;
hay olivos, hormigas, enfermedades súbitas,
libros que se han escrito de pie,
pueblos desmoronándose
y cantantes
demasiados cantantes que siempre están protestando de algo.
Sí,
es cierto,
ya sabemos que hay cosas muy distintas:
dividendos,
gobiernos insepultos sobre todo en España,
castraciones,
desperdicios y esperanza de mejorar,
amores transitivos e intransitivos,
y besos que se dan a noventa días como letras de cambio
donde no se tramita la saliva,
y siempre son el mismo beso hereditario,
la misma ruina tenacísima
y desde luego el mismo frío aglutinado y uniforme
que llega hasta nosotros desde los cuatro puntos cardinales.
Y es curioso observar que con el frío,
llega también un día
en que es preciso que vayamos al Banco para pedir prestada una peseta
y entonces cae sobre nosotros lo que algunos filósofos llaman la nevada del pobre
y buscamos el Banco entre la lluvia y la nevisca a la buena de Dios,
y empezamos a andar cada vez más atónitos,
más ateridos,
y cuando arrecia la tormenta
queremos esperar pero no queda tiempo,
queremos resguardarnos pero no quedan árboles
porque algún industrial ha convertido el bosque en palillos de dientes,
y cada vez está más claro que en torno nuestro sólo hay nieve,
nieve caída y manufacturada,
nieve monosilábica y cayendo,
y seguimos andando durante toda nuestra vida para encontrar el Banco,
pero andamos cada vez con más frío,
con más impedimento y poquedad,
y al fin tropiezas en tus pies,
y caes,
y vuelves a caer
hasta que no puedes levantarte,
y te quedas quietecito y sabiendo
que la nieve interior es más fría que la nieve exterior,
y en torno tuyo la soledad se convierte en un crimen,
y todo es cielo y una sola nube,
y todo es nieve y una misma nieve
cuando ya el cuerpo te amortaja y te viste de muerto,
y al contraerte tienes un vómito que se hiela al contacto del aire
y se queda colgado, como una barba amarillenta, sobre el rostro,

y comprendes que ya no puede sucederte nada
pues has llegado al éxtasis y sólo vives para ti,
el cuerpo ha decretado tu expulsión,
y te rellena,
pero de afuera a adentro,
mientras la vida se repliega, se sume, par-pa-dea
hasta que sólo queda en ti una oscura conciencia prenatal,
y no sabes que has muerto porque empiezas a ser feliz,
y la nieve va cubriéndote sin ver la luz…

y es tan dulce mirar sin ver la luz…

y es tan dulce no sentir en el cuerpo ni siquiera el latir del corazón…

no saber dónde cantan los pájaros…

porque tú ya no escuchas,
y te quedas al fin deshabitado,
y en esto se parece el dinero y el frío.

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TEMPUS FUGIT: El trepa

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.

¿Qué sucede cuándo lo damos todo y nos olvidamos de quién realmente fuimos? ¿Cuándo entregamos el amor, nuestro corazón, nuestras tripas, y para llegar bien alto perdemos aquello que nos hacía especial, lo qué más nos pertenecía? En Tempus Fugit Est, sabrán por qué. ¡Ayúdenme con el 3er Premio Bubok Alfaguara!

…O por lo menos disfruten del poema de Lorca, serán 10′ bien robados a su trajín. ¿No les parece terriblemente actual?

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TEMPUS FUGIT: La madurez


«El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las circunstancias más difíciles— para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal, tal como nos ha recordado la psicología del prisionero en un campo de concentración. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle. Y lo que decide si es merecedor de sus sufrimientos o no lo es.» (VIKTOR FRANKL)

Y mi breve relato sobre la madurez comienza así:

«Juan P. fue cesado en su puesto de gerente del Banco Integral casi rondando la cincuentena. Fue así de sencillo, así de simple, cualquier día de otoño le llamaron y negoció una salida digna de aquella corporación que lo había amamantado durante las últimas dos décadas. La contraprestación aunque no muy cuantiosa le permitiría desligarse emocionalmente de las muchas cosas que nos obligan a levantarnos con los ojos indignados, a sudar de madrugada para reconocer en nuestro destino un sin sentido que peligra…»

Porque la madurez es un proceso sorprendente. Es mirar siempre para delante y sacar de la mochila un librillo del que tenemos que escribir las siguientes hojas por necesidad. Viktor Frankl lo sintetizó perfectamente. Esta es nuestra libertad máxima, la libertad interior para decidir cómo será nuestro camino. Madurar no es envejecer. Es una parte de la fórmula pero es, creo, la que menos pesa. Y en nuestras empresas la vejez suena a peligro, y la madurez a cosa rancia, a persecución. Pero en este destino siempre hay muchos filos, y habrá que rebuscar en ellos como dice Viktor Frankl.

¡TEMPUS FUGIT EST!

El resto del cuento lo puedes terminar de leer gratis de la edición que realizo para el “3er premio Bubok Alfaguara”. Te invito a ello, te gustará.

PD. La foto, otra pequeña obra de arte de Julián Madroño. Muerte entre las flores.

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TEMPUS FUGIT: Requiem por la canción quebrada

«Andrés (viejo espartano), Andrés (astuto gladiador), que bebe y cabalga a las mujeres, que toma su dinero y lo convierte en arrobas de galas y éxito ¿qué vino a perderte si  todos apostamos por ti en casa?, ¿qué te pasó, si todos los enemigos pagaron ya sus tributos?¿Por qué nadie acude con la masa panadera a tus funerales?»

Requiem por la canción quebrada nació y desapareció muchas veces en mi cabeza. Se perdía entre los ficheros del ordenador y renacía para esconderse de nuevo. Así por años. Finalmente se trasmutó en un relato mágico. También cínico, y feroz. Habla del consumo, del agotamiento de los valores. Del vaciamiento hasta morir. Cuentan del gestor empresarial que se pasó la mañana y la tarde de su último día despidiendo a toda su plantilla. Y luego le tocó su turno, era evidente. También cuentan algunos la historia del despiadado jefe de producción que murió el día de su prejubilación, justo enfrente de los tornos de la factoría. Duramos hasta que nuestra misión asignada se nos agota. Entonces, desnudos, sale a relucir lo que somos y si es poco o nada lo que queda… pues…

«La frialdad del corazón de los hombres rivaliza con la piel de los muertos. Larga vida a los condenados a ser escuchados por mutantes del espacio, a los montañeros entretenidos en las cumbres, a los torticeros de las multitudes, a los agónicos que dejaron de fumar a tiempo. A todos nosotros nos llegará el tiempo de las peras maduras, será entonces cuando habremos de sumar o restar la cuenta». O algo parecido. Siempre sucede lo mismo. Nadie recuerda las palabras exactas. Por eso, sea cual fuese la ofensa, el laudatorio es recibido firme, y el sucinto cortejo abandona con prontitud la fila, te abandonan y te dejan humildemente solo, descompuesto, para así depurar la parva noche perdonada.

Esta es nuestra canción quebrada. La nota que se fractura y es interrumpida por el silencio.

Descárgatelo en Tempus Fugit Est

¡Ayúdame con el 3er Premio Bubok-Alfaguara!

PD: Foto gracias a Julián Madroño

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TEMPUS FUGIT EN ALFAGUARA

Bueno… o casi: Depende de un poco de ti.

Me presento con TEMPUS FUGIT EST al 3er premio Bubok y Alfaguara.

Una colección de relatos y una mirada crítica y divertida a los actuales libros de empresa. Unos pequeños bocados a la felicidad que buscamos diariamente en las oficinas y por la que nos pagan. Una reflexión sobre los sueños, las aspiraciones, el éxito, el amor y… la muerte. Casi todo sucede en la empresa, es el nuevo campo de batalla del siglo XXI. Y sus novelas, las nuevas novelas de caballerías. Aquí en la empresa el tiempo es breve y se nos obliga a levantarnos muy pronto y dejar pedazos o tal vez completa toda nuestra vida…

Y ahora les pido ayuda: sean mis lectores por un instante, vayan a Bubok y descarguen mi libro. Es gratis, leanlo hasta donde puedan, hasta donde lleguen. Sólo quiero sustraer el breve tiempo que les permita sus ocupaciones… y quizás abran así la puerta a Alfaguara. Que será la suya.

Ójala les aproveche.

TEMPUS FUGIT EST

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La marcha del millón

Hay momentos donde la palabra libertad acelera la historia. El poder recalcitrante se tambalea, los viejos socios deben avandonar el trono.
Hay quien piensa que un par de tijeras serían suficientes. Que no sabríamos lo que sucede allá dentro. Y sin embargo no es un caja negra. Tenemos oídos. Sabemos lo que sufren. Lo que piensan. Ya no hay fronteras, ni mar Mediterráneo. Somos uno. Somos Egipto.

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La obsolescencia programada

Yo antes me creía un buen ingeniero. Ahora soy un mercader. Los mercaderes aman la hermosura de las monedas y su brillo dorado. Aman sobremanera el devenir de las empresas y sus numeritos azules. Aman la inutilidad dirigida al consumo y la fidelidad de su clientela mal entendida como un coito recurrente: la puta perfecta que te pagase por su fornicio.
Los ingenieros desearían construir un mundo perfecto. Los mercaderes venderlo. Los ingenieros gozan del número y del puente romano. Los mercaderes gustan del barrizal transitado.
Hay días que sueño con mi antigua escuela de ingenieros. Recuerdo sus magníficos profesores y todo lo que aprendí allí. Reconozco las bondades de la tecnología, la felicidad del progreso perenne. Las ventajas de su uso digno. Quisiera entonces edificar una plaza con una gran estatua, poner paredes y llenarla de todo aquel conocimiento que todavía atesoro. Pero luego me despierto asustado porque me doy cuenta que lo que realmente necesito es dinero. Dinero para saldar mis deudas. Que soy un vendedor que sale al mercado, y que mis ventas alimentadas no pueden ser jamás de sueño, y son torpe obligación para alimentar así mis días, y poder dormir un poco más despreocupado, o tal vez casi a pierna suelta (según su resultado), recordando la gentil escuela de ingenieros donde una vez fui niño.

Por eso participio de la quermese de la obsolescencia programada.

Recomendado: Documental emitido el pasado 9 de enero, en la 2 sobre el consumismo y la vida limitada de los productos que compramos. Muy recomendable, reservaros 1 hora.

Comprar, tirar, comprar

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¡Manifiesto 2011!

Cuando por fin nos hallemos cansados de gruñir y de gritar, serán entonces los tiempos del trabajo prospero.

Porque de flagelarse únicamente se puede vivir un tiempo, como del sin-comer y del sin dormir tan sólo se adelgaza o se muere.

Que la sinrazón del pesimismo dura lo que dura un café caliente.

Que la razón de la prosperidad conduce sin límites al que forma progreso constante.

Los políticos pagan sus nóminas con lujurias y tesoros de préstamo. Hay discursos que son pagados por la miseria.

Hay veces que merece la pena decir “ya basta”. Que se nos oiga tan fuerte que no quepa espacio para juntar otras palabras distintas.

Y la fuerza se dirija a su sí rotundo.

Manifiesto mi interés por sumar y multiplicar y ser luz y devolver vida a la vida.

Pasad la palabra.

Feliz 2011

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Navidad en el acantilado

>Aquel tarde, desobedeciendo a sus padres, ella se sentó al borde mismo del acantilado. Dejó sus piernecillas mecerse sin fuerza, los cabellos amontonándose frente a sus ojos y la vista pegada al horizonte. Las nubes grises de diciembre se deslizaban cargadas de humedad y lluvias venideras. Aquella desbocada naturaleza hablaba por sí misma; le decía que tendría fuerzas para crecer, para llenarse de razones y lanzarse muy lejos y ser mejor. La pequeña niña no comprendía que su futuro, siempre dispuesto a llegar, tejía sus raíces en aquel preciso instante.

Si hubiera permanecido más tiempo el vendaval le abría arrojado al océano. Habría desaparecido entre las olas y su nombre habría sido borrado de la faz de la tierra: habría muerto ahogada. Pero aquella misma inspiración, aquella que le hizo alcanzar su oráculo enclavado entre los riscos, también fue quien le guió para abandonar el lugar y volver a casa, justo a tiempo para llegar a la cena de Navidad.

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