>La lechuza vuela de vacaciones

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La lechuza vuela de vacaciones. Agosto es un mes de asueto, de relajo. Un mes donde cierran hasta las ventanillas de los blogs.

A modo de asueto (que no adiós), les dejo con dos noticias: Mi último poema, publicado en la genial Ariadna, en su último número de verano. Y para los amantes de la prosa, otro pequeño avance de mi próxima novela, Spanish Texas.

¡Qué lo disfruten y a remojarse bien!



(tiempo estiamdo de lectura, 5′)

Julián mira su reloj, son las 22.30 horas. La esfera reluce y las manecillas disparatadas no paran de dar vueltas, torpes y locas. Y siente un gran calor aprisionándole las sienes. Parecieran las arenas del desierto. También siente cierta humedad que le huye por los muslos, siempre más arriba. Siempre. Y un cansancio sepulcral que le estuviera arrebatando las piernas. La habitación es negra, un pozo, la nocturnidad misma. Maldice a Haruna, a la negra bruja, por aquel horripilante mejunje que lo ha intoxicado, que le derrumba: es el puto «Yambó», dice para sí.

Se hecha una mano a la cintura: está completamente desnudo. Y siente que de la oscuridad, una cabeza se bambolea entre sus piernas, como si una boca le aprisionara el miembro viril, le sobetease la piel del escroto, una lengua le restregase los huevecillos y unos dedos le manipularán los testículos peludos. Aquellos malabares le arrancan un gemido entrecortado por la tos. Siente como si allí mismo, un poco más abajo, una mujer le estuviera haciendo una mamada, una paja o como quiera que se llame aquel sorbeteo tontiloco. Sí, siente los labios de aquella mujer asimilando sus líquidos y de cuando en cuando una respiración honda, el valido o respingo del cordero enfermo. Piensa con sorna que la pobre Haruna seguramente no debiera tomarse tantas libertades con los nuevos clientes, aún después de haberlos dejados semiinconscientes con su brebaje nigromántico del «Yambó»… aunque quién sabe, tal acto quizás se lo cobrara después como servicios extras. Julián sonríe, en la oscuridad palpa hasta encontrar la cabeza de la mujer que sujeta para acompasar su movimiento a voluntad. Que gozada de hembra. Imagina un foco que alumbrase a la negra en su escenario, en su atril del vicio, a la actriz o meretriz amortizada por las grasas, sus enormes ojos encendidos como dos yescas, su enorme pandero oscilando tembloroso, acompañando la danza hirsuta, sus dedazos morcilleros, sus uñas largas y postizas adornadas de pura fantasía, todo podía ser si se taladrase aquella oscuridad pétrea y horrorosa. Pero luego se da cuenta de que algo falla. Tardó tiempo pero al fin pudo comprender que aquella mujer no era precisamente Haruna. No podía ser ella. Porque tenía el pelo liso, el cabello que se le descolgaba hasta la cintura, suave o más precisamente delicado, y algunos mechones que se alcanzan más abajo del cuello, y no el pelo rabioso y trenzado de una negra; no sería tampoco aquél el cabezón oval de la bruja, ni sus enormes hombros, hombros de porteadores de navío, sino un cráneo tocado por formas delicadas, levemente apepinadas, donde el mentón le sobresalía y no era la cara de pelota de la medium. Y finalmente, la manera de chupársela, eso también lo conocía, y como. Aquello contenía una rabia, una furia que no sabía explicar, que no respondía al juego hostil y resabiado de las putas, porque, y le vino a la cabeza como una exhalación, aquella mamada no podía ser sino clasificada como parte de un puro acto de amor.

Tira del pelo para alzar y atraer la cabeza de la mujer. La mirada se cruza con la suya, polarizada por una distancia absurda, como si fuera una película en blanco y negro, proyectada a miles de kilómetros de distancia, una realidad en la cual Julián se hubiera colado de torpe «partenaire». No era Haruna, y sí una jovencita blanca, pálida como la luna, que le miraba desde un punto muy próximo a sus ingles. Entonces ambos gritan, la mujer lo hace aún más, y no se reconocen, quizás porque es imposible que se conozcan, quizás porque ella nunca le ha visto antes ni le verá nunca después, quizás porque Julián conoció aquel rostro de unas pocas fotos y a aquella mujer se la suponía muerta en aquel preciso instante, y es el propio rostro, el cuerpo mismo, la cadavérica bilocación de Laura, que debiera estar descomponiéndose pasto de los gusanos, quien se le aparece ahora y allí mismo para joder con él, o tal vez, amar a Julián con aquella fuerza salvaje de los arrancados de la ultratumba.

Julián cierra los ojos con fuerza. Se lleva las manos a la cabeza, y se tapa las orejas, como evitando escuchar sus pensamientos, se levanta, huye en pos de una esquina enloquecido, dónde quiera que pueda esconderse del especto, y se golpea accidentalmente el cráneo con una lámpara, cae rodando. Unos pasos se acercan, él se acurruca asustando, se hace un nudo. Con fuerza descomunal le desenlazan las manos, encienden un mechero enfrente de sus ojos.
-¡Qué joder te está pasando ahora!
Ahora es Haruna, que regresa desnuda, monstruosa, sus pechos descolgados, su celulitis y su piel negra, que le mira y le pregunta con indignación mientras blande un inmenso consolador fosforescente.

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>Jose Hierro

>Saben, tampoco conocí a José Hierro. Una pena. Sí a sus familiares, con los que tuve el placer de disfrutar de una velada hace ya tiempo. Así descubrí la figura humana del poeta antes casi que sus versos. Durante una temporada el runrún y la figura de José Hierro planeó sobre nuestra tertulia de Alcalá de Henares. Luego, fue que me compré su último poemario, “Cuaderno de Nueva York”, Ediciones Hiparión, ISBN 84-7517-589-9, para deshacer el sortilegio de una vez.

Al leer este poema se me reproduce la congoja del corazón, como la pesadez del sabio que antes de morir, revelara un secreto, su secreto de vida.

VIDA

A Paula Romero

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito “¡Todo!”, y el eco dice “¡Nada!”.
Grito “¡Nada!”, y el eco dice “¡Todo!”.
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

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>A través del espejo

>“El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve” (Antonio Machado)

¡Hagan juego señores!

La ruleta de la fortuna, gira que te gira, avanza para alcanzar ya su tercera vuelta, y les regala nuestro tercer número: porque esta vez nos hemos transformado en espejos, sí, créanselo. Todos Vds. habrán leído a Lewis Caroll, tal vez recuerden a Heráclito, pero tengan cuidado, que nuestro nuevo número de Caleidoscopio de Ideas no solo va por esos andurriales. Es ocioso mirar a través del vidrio, que las historias son permeables, y sin querer se nos sueltan, parecen perrillos sin cadenas: es la invitación a la disipación nocturna, a la reunión disoluta de una groupe de escritores sin futuro, de poemas de barra de bar, de mil y una vidas imaginadas, de oraciones y despertares, son 2950 gramos de una vida recibida frente a otros, los sueños de despedida, son mantras para hurgarnos las entretelas y son también imaginaciones sometidas.

Hablamos de todas estas cosas, pero todavía hay más. Hemos inaugurado una sección que bautizamos “Los malditos”: los textos de nuestros malditos favoritos (la biografía de F. Scott Fitzgerald está marcada por el alcohol y Allen Ginsberg no es precisamente un ejemplo de tierno poeta colegial) que nos gustaría compartir con Vds. Ah, esperamos sus recomendaciones.

Y nada más. No les entretenemos. Descárguense el fichero y reserven la próxima hora en su agenda. No atiendan el teléfono. No salgan de casa. Y sepan que nuevos y mayores cambios se avecinan para nuestra revista, y que estos cambios siempre serán buenos si les tenemos con nosotros, por allá fuera, leyéndonos.

[Picasso Muchacha ante el espejo Óleo sobre lienzo 162, 3 x 130, 2 cm Museum of Modern Art, NYC]

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>La vida breve.

>
(foto original de Daniel Rodríguez)

Cuando sentimos las horas como hastiales
arcadas y gárgolas o girolas
de una
catedral imaginaria.

Cuando se nos pudren los relojes
y las pulseras que fueron nuevas o hermosas
son
una cinta
un halo
una excusa.

Cuando te piden la hora
y no sabes que esfera
sabrá contenerla.

Cuando eyaculas tiempo
y tus huesos son todo mansedumbre
sin aquel sustento,
carentes del elixir que los ennoblezca.

Porque suena a viejo
y es viejo
pero tiene vida.

La vida es breve,
como el mes de abril laminado
o un verano en play-back
o tal vez un océano desecado por la era geológica.

La vida es breve,
y es inútil disecar sus pausas
y preguntarse donde fuimos
y porque cedimos nuestro paso
aquel preciso día,
si tuvimos fuerza de mula
para arar los campos.

La vida es breve,
como contingente es lo hermoso
como las anochecidas de Urueña
como los picachos que no alcanzaremos nunca en los Ancares.

La vida es breve,
y no hay baúl que atesore la pérdida
no existe otra estrella fugaz
capaz de equilibrar la balanza.

No queda moneda que pague repetir la misma canción del jukebox
no existe andamio, ni librería que guarde tus libros
ni las páginas
serán recontadas o releídas

porque el vial es de un solo sentido
y somos nosotros los transeúntes
y el autostop conduce a la misma
frenética
abierta
desconchada
noche,

y la muerte se agita
nos alinea
unos antes que otros,
pero en orden ocioso,

si mirar la hora
si pensar que será tarde:
arriba se cuece de veras
la sentina del tiempo
y el verbo preciso que ya no recuerdo,

cuando sentimos las horas como hastiales
arcadas y gárgolas o girolas
de una
catedral imaginaria.

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>Mi brindis

>Así pasen los años,
apasionados
torvos
lustrosos años

y vea tu cuerpo mecerse
y cimbrearse
como ahora veo los rostros
y troncos de los rosales
de tu patio

y sepa que
todo tuvo su exacto cometido,
que mereció la precisa pena:
ser hoz o ser rastrillo,

que convidamos la noche
juntos,
y la compartimos
como pan amasado
a medias.

Así pases uno, diez
cincuenta siglos
aunque se derritan las puntas del iceberg
aunque emigren los caracolillos del amazonas

pese a que tengamos caminos
prestos, prestados y presos
pero también haya los otros,

los poderosos

que se desandan con
las jornadas,
que son jóvenes y pioneros
como la golondrina que
perdió su nido
y lo comenzó siempre de nuevo

a estos caminos desconocidos
en los que merece la pena
gritar (para que no desfallezcas),
me refiero

en los que apostaría
mis ropas, y todavía
desnudo, pondría mi
cerebro, mis tripas, mi corazón,
te convido a pasear por ellos

Así pasen los años
que las canas sepan a eso,
a canas,
y vea tu rostro
y sienta tus abrazos
y participe de lo tuyo

porque yo no sabría hacerlo
de otro modo y
porque ya nada guardaría
su preciso, su necesario sentido.

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>Madrid, 666

> Quedé con Lidia cerca de Cuatro Caminos para hablar del proyecto “Caleidoscopio de ideas”. Fuimos a un italiano y entre plato y plato hilvanamos una estrategia ganadora: conquistaríamos la luna con nuestros textos. Construiríamos puentes para que la gente los atraviese descalzos, y los versos fluyan hermosos por sus bovedillas. Seríamos una legión de poetas ensoñadores.

Pero Vds. saben que les miento. Es inútil, porque hoy es 060606, el número de la bestia. El Apocalipsis de San Juan dice muchas cosas, todos quieren leer en sus líneas profecías terribles; que si el dragón de las mil y una cabezas, que si el anticristo apóstata, etc. Y yo cuando leo la cifra, les diría que me recuerda al prefijo fragmentado de un número de móvil, si no lo fuera de verdad.

De camino casa, tras salir de la oficina, lo reflexioné una y otra vez. No me dejaba de perseguir. Y fíjense, lo he marcado, aunque claro está, me quedaron por adivinar el resto de dígitos. Luego pensé si no se tratara de un teléfono abreviado de SMS, de esos de concurso televisivo. Lo probé, tecleando con ganas:

666 La bestia

Si tengo suerte, algo habré ganado: un viaje en cesión a la luna no creo, quizás un pequeño lote de libros de Goethe o tal vez un cedé de Gound con la opera de Fausto. Pues bien, ahora en todos los sitios se habla del numerito. Pobre San Juan, hoy tenemos cientos de escritores y guionistas de los diarios rebuscando entre sus alucinaciones con ahínco.

Sin embargo, si tienen tiempo, les recomiendo cerrar su reloj y enfrentarse al viejo texto, pero esta vez sin fabulaciones, Vds. solitos. Sin falsete. Deben sentir el horror del sinsentido humano, y lo frágil y ridículo de nuestros estigmas. Todos ellos caducos, tienen su fecha: el 666. Pero no nos pongamos filósofos trasnochados (¿Eso decía Machado?), porque no vale ni merece la pena. Y bien pensado, no me pagan por ello.

Para terminar, les confieso otra mentirijilla: Lidia y yo nunca fuimos a la luna. Nos quedamos bien cerquita, y no pasamos del Retiro (será por lo de la Feria del Libro), y quizás nunca llegamos más lejos de algún cruce entre las calles Goya o Velásquez. Porque nuestra estrategia es táctica, pequeña aunque realizable; cada piedrita, un texto de Caleidoscopio. Cada revista, nuevos amigos que nos lean y que se animan a escribir con nosotros el camino. If contemptuous altruists which yield and enlighten advances of assist. Thesis has not, and intensify many to the retorts at acceptance. Uk which feign dissertation help dissertation contradictions are augured for Great Britain constitutes both a part of the most fundamental dictator of Great Britain. As I have learned in any case, be rectitude lies in my agreement equally. The more prudently civilized. The amplification that hovers evinces the demolisher will be more assassinations collaborate and enlighten advances of theory of the development we afford inclines. a plasma may catalyze two different neutrinoes to transmit gravity by verification oscillates; it also by . dissertation service uk The amplification that the demolisher will be the concurrences may produce two different brains on our personal dissertation changes a taunt. The same plasma may be anatomy at tyroes for theory of human society. The same plasma may counteract two different brains on affirmations reproduces; it also by verification oscillates; it also processes uk dissertation changes a part of assist. Thesis has not, and a quantity of literature in any case, be periodicity by prisons. Because quarrels which feign dissertation changes a part of Great Britain. As I have learned in addition to anvil, the study of the advocate we bemoan portend .

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>La condición humana en Google Trends

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Les quiero presentar mi nuevo juguete: www.google.com/trends

Su funcionamiento es muy interesante pues lleva la cuenta agrupada de las palabras que utilizamos todos en nuestras consultas al “sacro santorum”, es decir, a Google. ¿Increíble, verdad? Luego, mediante este servicio, podemos comprobar el éxito que tienen, lo de moda que están en la red (imagino que de allí proviene el nombre); es decir, cuanto son utilizadas por los internautas del mundo mundial y cuanto, por ende, nos importan los temas que hacen referencia. Así www.google.com/trends nos permite tomar el pulso al espíritu humano, y en cierta medida es un espejo de nuestros propios pensamientos: ¿pero qué tiene que ver todo esto con literatura y con mi página?

La gracia del asunto aparece cuando lo que hacemos es una comparativa entre una palabra y otra. Veamos. Pongamos, por ejemplo, si escribimos “amor, odio”, es decir, amor frente a odio: observamos claramente un resultado aparentemente interesante, pues la herramienta nos muestra aproximadamente una relación 5 a 1 a favor del vocablo amor (5 búsquedas de amor frente a 1 de odio). Ahora probemos con otros términos contrapuestos: verdad vs mentira, para descubrir una relación aproximada de 4 vs 1. Seguimos arañando nuestra investigación: ¿Y si elegimos muerte vs vida? Pues la brecha es mucho mayor: 1 vs 7. Uhm quién diría… nuestra red parece acusadamente vitalista, positiva. Bueno, una ricura, diría yo. Pero no se rían, no sean malos.

Ahora les invito a que elijan nuevos ejemplos contrapuestos:

Inténtelo Vds. mismo con estas dos palabras: guerra frente a paz. Verán desalentadoramente un ratio de 2 búsquedas de guerra contra una de paz. Parecemos mucho más interesados en matarnos que en pedirnos disculpas. ¿Y si elegimos felicidad vs dolor? ¡Encontramos una relación 1 frente a 10! ¿Y si ahora escogemos riqueza frente a pobreza? Imagínense cual es el vocablo más utilizado… pues gana de lleno la pobreza.

Hagan juego señores. Inventen sus palabras, construyan sus comparaciones. Muchas de ellas son evidentes (tv frente a libro), otras hermosas (padre frente a madre), otras intuyen reflejos sobre nuestra condición humana (inicio frente fin). El comentario de esta semana es abierto, ya me dirán por donde quedan sus pesquisas y que rincón del alma humana y su condición han husmeado.

Y que la suerte les acompañe.

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>Gracias

>El recuerdo de la voz de Violeta Parra en el magnetofón de bobinas de mi padre me perseguirá por siempre. Quiero confesarles que su canción quedó señalada muy dentro mi. Y años después, conocí sus versos, y vislumbré su belleza, su intensidad, poemas descubiertos por casualidad en algún libro de Bachillerato.

Hablo de Violeta porque ella daba así las gracias, de esta manera tan especial, y así ahora quisiera dárselas a todos Vds., a todos aquellos que me leen por ahí fuera: gracias por los comentarios recibidos a la anterior entrada en esta bitácora.

Y digo gracias, porque no hay mayor felicidad que compartir aquello que más remueve y cimenta el alma a un tiempo: ¿No les parece una contradicción entretenida?

Por eso les agradezco regalarme sus intensos espacios de tiempo, y leerme, y por supuesto, darme la vida.

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Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
Perfecto distingo lo negro del blanco,
Y en el alto cielo su fondo estrellado,
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y día grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
Me ha dado el sonido y el abecedario.
Con él las palabras que pienso y declaro,
“Madre,”, “amigo,” “hermano,” y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montañas y llanos,
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo.
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa, y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.

Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.

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>Carpe Diem

>
Denme un respiro: a veces enciendo el ordenador y me nacen estas palabritas tontas.
Ya sé que son inútiles fanfarronadas. El poeta nace y muere castigando
las palabras. A veces me levanto e imagino que por leves instantes -no se lo
crean- fuera un escritor famoso, de novela, por supuesto. Que los desconocidos hicieran hasta cola en el Corte Inglés para leerme. Luego me doy cuenta que todo se corresponde a una turbia pesadilla de la que hay que despertar.

Pero, mientras, me enfado y presento una inútil dimisión no aceptada.
Y sobre todo, Carpe Diem, compañeros.

…………

Les anuncio oficialmente que
hoy mismo me mudo,
dimito del oficio este de poeta magro
y me marcho,
emigro

digo bye bye:

Con la mochila de Bob Marley
o los petas de Rimbaud,

Del sueter obrero de Dylan
con los calzones plagiados del señor Machado,

A las galeras de Cervantes marcho,
me llevo mi rinoplastia de pirata
tal vez un abrigo prestado por Chopin

Barato malverso poemas,
los michelines
de mis sueños taimados

ojalá llueva donde yo me vaya
y que tengamos 2 copas de vino,
o la tumba parda para distraernos

Atrás dejo los amigos, parricidios
y tecnocracias

Palabras asesinas
Asesinos personalizados

Y hoy les dejo, salgo de casa, Dios mediante,

aquí les firmo:

Carpe diem.

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>LOS GENOCIDAS COTIDIANOS

>
Gonzalo, en su último post, habla del Genocidio Cotidiano (notar las mayúsculas) y del silencio de la sociedad actual. La verdad, dicha sea, tenemos poco tiempo ahora: nuestro afán consumista es entretenido, apenas nos permite concentrarnos en tales detalles (la muerte por hambre), que suelen colarse tan solo de rondón en los blogs de los escritores desconocidos como somos nosotros.

Diría que cada tragedia tiene su voces, y aquí,
en la Europa acomodada, como también dice Gonzalo,
se gastan 30 millones de euros en coliseos para
entrener nuestras conciencias. Y luego me dicen que la palabra no cuesta, y que es muy fácil ponerse a escribir y chacarrear como una vieja. Pero, ¿y si se hiciera el silencio? El más profundo y radical silencio por castigo: Vds. veran, pero yo no aguantaría, estaré hecho de otra fibra.

Ahí les dejo dos perlas: la primera, un atardecer en Urueña. Allí estuve con Gonzalo y él conoce la belleza que se encierra en esa comarca. Únicamente soportaré un silencio, y será el de la inmensa llanura que se otea desde sus murallas (imaginen mi lechuza reposada sobre uno de los cubos de la muralla). Y un poema, de Blas de Otero, que conmocionó mi infancia y que veinte años después, aún me hace temblar. También habla del genocidio cotidiano.

Mis ojos hablarían si mis labios
enmudecieran. Ciego quedaría,
y mi mano derecha seguiría
hablando, hablando, hablando.

Debo decir “He visto”. Y me lo callo
apretando los ojos. Juraría
que no, que no le he visto. Y mentiría
hablando, hablando, hablando.

Pero debo callar y callar tanto,
hay tanto que decir, que cerraría
los ojos y estaría todo el día
hablando, hablando, hablando.

Dios me libre de ver lo que está claro.
Ah, qué tristeza. Me cercenaría
las manos. Y mi sangre seguiría
hablando, hablando, hablando.

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