>El despertar de la anestesia

>Todos nos morimos
y todos nacemos

a veces en silencio,
apenas duramos un castañeteo de dientes

otras veces parece que fueron casi 100 años tensos

pero de veras les digo,

que cambiaría mi olvido
por un minuto más de sus besos

como las eternidades callejeras
del amor,
lo cambiaría todo por columpiarme en sus ojos,

tal como lo hice este fin de semana
antes de dormirme
y despertar, después,
y luego,
ya resurrecto.

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>La literatura "desesperada"

>
Otro día les hablaré de Roberto Bolaño y de como supe de él: Hablaré también de Jonny, del “Largo Adiós” y del “Penicilino”. Hoy quiero ser breve y por eso les dejo con este fragmento de “Los detectives salvajes”.

Y reflexionen sobre la literatura salvaje. Hoy me hierve el entrecejo.

(tiempo estimado: 7 minutos)

Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Ésta es la mejor literatura, creo yo. También hay literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado. Esta última es la que quisieron hacer Ulises Lima y Belano. Grave error, como se verá a continuación. Tomemos, por ejemplo, un lector medio, un tipo tranquilo, culto, de vida más o menos sana, maduro. Un hombre que compra libros y revistas de literatura. Bien, ahí está. Ese hombre puede leer aquello que se escribe para cuando estás sereno, para cuando estás calmado, pero también puede leer cualquier clase otra clase de literatura, con ojo crítico, sin complicidades absurdas o lamentables, con desapasionamiento. Eso es lo que yo creo. No quiero ofender a nadie. Ahora tomemos al lector desesperado, aquel a quien presumiblemente va dirigida la literatura de los desesperados. ¿Qué es lo que ven? Primero: se trata de un lector adolescente o de un adulto inmaduro, acobardado, con los nervios a flor de piel. Es el típico pendejo (perdonen la expresión) que se suicida después de leer el Werther. Segundo: es un lector limitado. ¿Por qué limitado? Elemental, porque no puede leer más que literatura desesperada o para desesperados, tanto monta, monta tanto, un tipo o un engendro incapaz de leerse de un tirón En busca del tiempo perdido, por ejemplo, o La montaña mágica (en mi modesta opinión un paradigma de la literatura tranquila, serena, completa), o si a eso vamos, Los miserables o Guerra y paz. Creo que he hablado claro, ¿no? Bien, he hablado claro. Así les hable a ellos, les dije, les advertí, los puse en guardia contra los peligros a que se enfrentaban. Igual que hablarle a una piedra. Otrosí: los lectores desesperados son como las minas de oro de California. ¡Más temprano que tarde se acaban! ¿Por qué?¡Resulta evidente! No se puede vivir desesperado toda una vida, el cuerpo termina doblegándose, el dolor termina haciéndose insoportable, la lucidez se escapa en grandes chorros fríos. El lector desesperado (más aún el lector de poesía desesperado, ése es insoportable, créanme) acaba por desentenderse de los libros, acaba ineluctablemente convirtiéndose en desesperado a secas. ¡O se cura! Y entonces, como parte de su proceso de regeneración, vuelve lentamente, como entre algodones, como bajo una lluvia de píldoras tranquilizantes fundidas, vuelve, digo, a una literatura escrita para lectores serenos, reposados, con la mente bien centrada. A eso se le llama (y si nadie le llama así, yo le llamo así) el paso de la adolescencia a la edad adulta. Y con esto no quiero decir que cuando uno se ha convertido en un lector tranquilo ya no lea libros escritos para desesperados. ¡Claro que los lee! Sobre todo si son buenos o pasables o un amigo se lo ha recomendado. Pero en el fondo ¡lo aburren! En el fondo esa literatura amargada, llena de armas blancas y de Mesías ahorcados, no consigue penetrarlo hasta el corazón como sí consigue una página serena, una página meditada, una página ¡técnicamente perfecta! Y yo se los dije. Se los advertí. Les señalé la página técnicamente perfecta. Les avisé de los peligros. ¡No agotar un filón!¡Humildad!¡Buscar, perderse en tierras desconocidas!¡Pero con cordada, con migas de pan o guijarros blancos! Sin embargo yo estaba loco, estaba loco por culpa de mis hijas, por culpa de ellos, por culpa de Laura Damián, y no me hicieron caso.

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>
La vida tienes sus lecciones sencillas,
cosas tales como:

¿Dónde se tiran los polvos que se atragantan por la casa,
o
las borracheras
de amistad arrepentida?

¿Qué será de la alergia de existir,
de una primavera estúpida de hace casi diez años
o de la rubia
que pasó a gatas
sin recordarte?

Hay besos con sabor a porro y éstos están prohibidos
pero ¡ay! si no hay cojones a saborearlos,
hasta dónde llegaría nuestra cuenta de banco.

Me dicen que escribo en rincones
y lo hago a ratos y a escondidas
son como una excepción del tiempo
como un polvo rabioso y desentrenado.

Creo en Bakunin
pero también en la mafia siciliana,
todos juntos o revueltos
parecen un grito atroz
un baile lascivo adolescente.

Temo que la vida me coja de costao
y la cornada me taladre
lo juro,
me taladre y no me recupere más tarde,

y mi semen sepa todo ácido,
olor a vísceras contrahechas de matadero senil
y mi lechuza asilvestrada
vuele bajo
o ya no vuele

y no tenga por hogar el páramo

sino la jaula de telaraña cromada,
una jaula de puta madre toda dispuesta
y hasta inclusive
en una esquina haga su pis y todo,

y no quiera salir más, allí mismo hable con desconocidos
esos viejos verdes dispuestos a envergarme,
ociosos cornudos y graciosos
que vengan a velar la pena del
pájaro memo.

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>¿Por dónde andará mi amigo Rafa? Todavía conservo sus versos, de una humanidad longeva y despreocupada. Hoy pregunté a Google y me dice (que todo lo sabe), que sí, que aún sigue allí, en Valladolid, mi tierra, atareado con sus cosas, con las de siempre, volcando con la gente y todo lo social.

El poeta Rafael Valdivieso hace más de una década me enseñó que la poesía se compromete siempre con la realidad. Le producían jocosidad los versos pulidos y bastardillos que se estudiaban en la Universidad, los profesores enfangados en la especulación crítica, etc. Es un hombre arremangado con los problemas que más nos duelen, y para él, las palabras no son sino la radiografía más pura y diáfana de lo cotidiano, de lo feo, pero sobre todo, de lo humano. Del hombre, fulanito de tal, que se estremece por el día a día. Por eso le encantaba (y supongo que le encanta) hablar con la gente, la gente más anónima y normal, y en cada uno de sus retratos, enfocar nuestras pequeñas cosas que nos mueven.

Espero algún día volver a cruzarme con sus versos.

_______________________

Cuando deseo tocarte
todas las moscas resultan odiosas
en torno a tu cuerpo.

a veces intento espantarlas de tus labios

con un beso rabioso,
pero tú no me sigues
y me pones en las manos
un montoncito de diminutos cadáveres.

Luego, cuando se ha hecho de noche
y estoy solo y confundido,
recuento lentamente mi secreto botín
de antiquísimos insectos.

Rafael Valdivieso (de Papel de Envolver)

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>

Poetas,
no hay problemas:
todo va de puta madre…

¿Todo va de puta madre?
Tó..vá..pú..má

….do..de..ta..dre.

¡Todo va de puta madre!
¡Qué trocaico tan sutil!

Rafael Valdivieso Ortega
(de “Papel de envolver”, Ediciones Errorodio Erroramo)
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El cromosoma de Javier Krahe

>
Hoy escuché lo siguiente por Radio3: El día 23 de Marzo se estrena “Esta no es la vida privada de Javier Krahe”.

Y no es para menos celebrarlo. Cuesta escuchar voces que la naftalina, las discográficas y la publicidad no hayan transustanciado con los años -con perdón del agua y del vino-. Pocos son los afortunados, pero quedan -pocos- artistas que luchan por permanecer siendo ellos mismos, pese a que las habitaciones de la fama les abandonen, pese a que nos los representen agostados por los años. Y Javier Krae es un poeta de esta guisa, de este cromosoma.

La buena madera permanece. No la derrumba la carcoma. Como dijo un buen mío: y el tiempo que lo vea…

Como brindis, os dejo con el por siempre conocido poema-canción, EL CROMOSOMA (¿adivináis por qué?), tomado de su ya celebérrimo disco-actuación “LA MANDRÁGORA”.
Y otro día hablaremos de Sabina.

__________________________________________

lectura: 3 minutos

Hace tiempo que me importa un comino
que el último jalón de mi camino
caiga lejos de Roma
hace tiempo no juego al acertijo
tan esdrújulo de un padre y un hijo
y una blanca paloma

Y lo cierto es que no me desespero
desde el día en que al célebre madero
lo comió la carcoma
pero si me preguntan y lo digo
aparte de algún que otro íntimo amigo
todos creen que es broma

Y como con eso no se bromea
esperan que dios me dé con la tea
de churruscar Sodoma
o que al menos diga yo reconfortante
que me he hecho mahometano o protestante
hablamos otro idioma

Pues nada más que eso me faltaba
que tuviera que asirme a la chilaba
del profeta Mahoma
ni a tripa de Lutero ni aún de Buda
prefiero caminar con una duda
que con un mal axioma

Porque dudo que al final de este asunto
la cosa no se acabe con un punto
si no con punto y coma
y no espero un cielo o un infierno
no más confío en que seré algo eterno
gracias al cromosoma

Tranquilo puedo vivirme mi historia
sabiendo que a las puertas de la gloria
mi nariz no se asoma
la muerte no me llena de tristeza
las flores que saldrán por mi cabeza
algo darán de aroma.

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>El cadáver exquisito

>
¡Amables lectores de Caleidoscopio de ideas !

¡Recobren la cordura con la dosis precisa de nuestro nuevo cadáver exquisito!

Nuestra pequeña tramoya literaria tiene el honor de invitarles al segundo número, que a tal fin hemos titulado de esta guisa.

Para incitar a su lectura y posterior digestión, ahí les dejo con nuestra editorial, a modo de frugal aperitivo.

Si pinchan en nuestra revista, podrán suscribirse a ella, o mejor, reenviarla a su mejor amigo (o enemigo) para que pueda recibir los próximos números.

_______________________________________

“Le cadavre exquis boira du nouveau vin”, que quiere decir: “El cadáver exquisito beberá el nuevo vino”.

Bueno… o casi todo, siempre que tengamos cuidado con los denostados excesos y no conduzcamos. Además, por ahí escuché que la frase había inaugurado la susodicha técnica surrealista del “cadáver exquisito”. En Wikipedia nos hablan de cómo se utiliza: los jugadores escriben una secuencia de relatos tal que cada narrador deberá continuar lo escrito anteriormente por otro. El resultado, un colage de imágenes. Un cuadro pictórico, un “caleidoscopio” seriado.

Ni mucho menos en nuestra humilde publicación hemos tomado al pie de la letra la famosa técnica, pero, por lo menos, nos ha inspirado en su esencia: no busquen un ligazón a los textos, nuestro pegamento existencial es sutil, vago, pero eso sí, es una apuesta o experimento absurdo por vislumbrar los paseos de la existencia.
Tomen asiento, pues, resérvense algunos minutos de su apretada agenda o rastreen ociosamente por nuestras secciones de Poesía, Cocina literaria y Prosa. Escarben las pupilas. Por allá entran los músicos con sus timbales y los actores y corifeos ensayando sus papelitos en esta representación.
El telón se alza.

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>Dije sí.

>Este poema lo escribí hace años, pero conserva su fuerza y
también su misería y negación (por contraposición al título sarcástico).

Habla de caretas puestas al descubierto
y también de otras, muy ocultas dentro de nosotros, que nunca desvelamos. Estas, precisamente, son las peores.

Perdonadme por no haber escrito algo nuevo: la lechuza está últimamente confinada en su oficina-claustro de cristal.

De verás dije sí mil veces /
(hechizado)

de veras recogí correctos excrementos
y los canjeé por ilusiones /

me convertí en payaso de tijeras /
subí y nadé como antes nadie /

de veras volteé mi cadáver y mentí

de veras sí, que dije
y cerré los ojos / como esperando.

Dije sí.

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I saw the best minds of my generation destroyed by madness…

>Con estos premonitorios versos se nos despacha el obsceno Allen Ginsberg en su irrefutable poemario, “AULLIDO”.

Para quien no le conozca aún, otro poeta loco-maldito, carne de cañón de los medios atiborrados, borracho, drogadicto y transgresor de una sociedad americana de mitad de siglo XX, dicotomizada entre buenos y malos, un canto pervertido y desgraciado a los perdedores, a los diferentes, a los castigados.

Sepan que lo recupero con una maldad horrible y sepan que hay muchas razones precisamente en estos momentos. Últimamente se nos impone un afán por moderar tontamente nuestras palabras, como si pudieramos con nuestras ideas alocadas y desabridas arañar a los dioses.

Pero como dicen por ahí, los dioses deben estar aún más locos si cabe, quizás porque muchos profetas hablan a sus oídos y les dictan las palabras que luego nos obligan a aprender, punto por punto. Palabras taimadas.

Espero que Allen, esté donde esté, no se dedique a este burdo menester.

(tiempo estimado de lectura de la primera parte del poemario: 10 minutos. Traducción de Rodrigo Olavarría)


Para Carl Salomón

Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,

arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,

hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,

que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,

que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,

que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,

que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,

que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,

que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,

que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,

con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,

incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,

realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,

que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,

que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,

que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,

un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,

parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,

intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,

que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,

sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,

que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,

que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,

que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,

que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,

que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,

que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,

que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,

que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,

que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,

que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,

que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,

que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,

que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,

que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,

que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,

que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,

que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,

que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,

que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpí
a tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,

que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,

que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,

que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,

que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,

que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,

que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,

que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,

que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,

que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,

que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,

que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,

que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,

que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,

que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en sus cabezas cada día por toda la década siguiente,

que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,

que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,

que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,

que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,

que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,

que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,

que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,

que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,

que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,

que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,

que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,

que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,

y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,

que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,

volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,

los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,

con la madre finalmente ****** [i] , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-

ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-

y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,

que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus

para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüe
nza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,

el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,

y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio

con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.

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>La venganza más exquisita

>
Como la rama de invierno desnuda,
estos haikus se contorsionan con los vientos flacos y fríos que me rodean. Son en parte venganza exquisita y en parte conmiseración aparente.

1.

Si los cobardes cupieran en cajas de cerillas,
La mía tendría el tamaño exacto del
tálamo-sarcófago.

2.

Al tahur de sueños
por intereses de almoneda.
Y que no falte.

3.

Hoy los sueños del Marketing
dan fiebre,
son fantasmas trastablillados
por ilusiones.

4.

La competencia urgente es cometa;
A los ejecutivos les divierte
enlazarse con las cuerdas
de Ariadna.

5.

Tengo tres amigos que bucean:
por fantasmas,
juegan al ajedrez
y se mean.

6.

Dime la venganza más exquisita:
Chicle de rosas por
cianuro potásico. Наблюдайте за тем, как готовится фруктовый коктейль. Довольно много слотов посвящены экзотике и даже космонавтов. Наш каталог содержит игры о картах и эффектами. Есть спортивные игры. Обзор бесплатных игровых автоматов Вулкан, опубликованных на сайте нашего казино Многие игроки ценят игровые автоматы Вулкан за тем, как бананы отдыхают на официальном сайте . Igrovye-avtomaty-igrat.ru Серия о приключениях Гонзо также позволяет игрокам временно отвлечься от их трудной учебы или рутинной работы. На нашем сайте вы найдете Веселую Обезьянку и Viking Age. Также на египетскую тему, где вам подойдут Plumbo, Gold Diggers и фильмам. Довольно популярны сейчас игры на египетскую тему, где вам подойдут Plumbo, Gold .

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