>El otero de la lechuza

>”Por el olivar se vio a la lechuza volar y volar…”

Siempre llevo conmigo este verso de Antonio Machado.
No hay mejor compañero del camino inaugurado.

Share

2 thoughts on “>El otero de la lechuza”

  1. >Yo llevo otro, hasta en el mensaje de bienvenida del móvil: Hoy es siempre todavía. De Machado me gusta todo, hay otro muy hermoso que se llama “los ojos”, o algo así, lo busco en la red y te lo mando.

  2. >Pues ya que hablan de Machado les sugeriré visiten un blog que descubrí casualhttp://isidrosaiz.blogspot.comLes mando un lindo cuento que saqué de allá y viene al propósito. Se titulaBAEZAApenas le interesaban la literatura y la filosofía. Sólo coincidía con él en su pasión por la naturaleza y en el desaliño indumentario. Sus conversaciones trataban sobre todo de árboles y plantas. Le asombraba que un profesor de francés supiera tanto de álamos, acacias, encinas, olmos… Le oía como a un entusiasta de la botánica. Eso decía, aunque yo no me lo creo. En medio, alguna alusión dolorida a Leonor, su desplome reciente. Entonces era sólo un compañero de claustro que componía versos, no el escritor afamado que fue después. Me contó que le había dejado ver algunos de sus poemas, escritos a mano, parte de los cuales apareció luego en la segunda edición de Campos de Castilla. También decía que una vez leyó una frase cenital, un verso suelto en una hoja suelta, entre sus papeles. Tuvo que ser antes de 1919, fue entonces cuando dejó aquel Instituto. Eso significaría que dispuso de veinte años para continuar el poema, pero no lo hizo. Puede que no quisiera seguir, que no encontrara palabras a la altura del inicio; o puede que, simplemente, sea un epílogo acabado, completo e inédito durante dos décadas. El verso al que se asía en el último derrumbe, “estos días azules y este sol de la infancia”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


2 + eight =