Él pensó: “esto, precisamente esto será solo mío. Tierra, erial, desierto… pero todo mío”.
Con su horizonte, su vallado, su desolación. Para ser gigante siempre hubo un tiempo donde tuvimos que roturar de la nada, delimitar, ser pionero y nacer. Así fueron los páramos de Castilla o las solanas de Texas y sus gentes de fronteras.
…Lo que fuera cedido al héroe… se le entregó con la voluntad férrea del crecimiento.