Casi sin querer éramos eso que veis en la fotografía.
Seres imperfectos, amalgamados, horriblemente adolescentes y desnudos. Los que saltaban a las calles y se buscaban sin un nombre todavía.
Como la semilla que descubre su embrión y nace, teníamos riadas de tiempo por delante.
Recuerdo quien estaba detrás de la cámara y su ojo lúcido que aún vigila nuestra estela de Héroe Local.