Lo que no se mide no existe. Es como si los ciegos tuvieran sonar y así hacerlos ver los colores del arcoíris.
Mc Namara midió la muerte de los B-29 lanzando sus bombas incendiarias sobre Tokio.
Pero comprendió que había otra forma de actuar. Se lo dijo así a JFK en el 62. Por eso quizás no tiraron las bombas sobre Cuba. Por eso dieron cuartelillo a Kruschev. Mc Namara llamó a todo eso “empatía”.
Mc Namara no fue jamás un santo. Muchos murieron por sus decisiones. Y sin embargo…
La guerra no es justa ni in justa, es sencillamente esto, guerra y humo. Los números son números y no dicen otra cosa, no esconden numerología o tras-codificación alguna. Son cantidades mesurables. Pero detrás de todo esto resisten los hombres, y detrás de ellos el imperio de sus valores.
Y en lo oscuro reside por fin la luz. Todos los días de nuestra vida.