Las revoluciones no se esperan por quien baja del autobús y se cambia de parada.
Las crisis bursátiles son descritas con pasmosa precisión por los economistas a posteriori.
El amor es intenso, pero cuando vamos a buscarlo ya no queda nada sino cenizas.
Es fácil ser vaca y morirse apalancado en el prado.
Es cojonudo ver caer el maná del cielo y agradecérselo por completo a Yavé,
o comer pipas y ver mientras los cadáveres de chavales muertos de hambre del telediario.
Todos expiamos nuestras culpas en otros.
¡lo imposible no existe!, nos decimos abrumados,
Porque lo práctico es lamentarse con la verga en la mano.
Y no sabemos que…
lo imposible siempre llega un poco más tarde.