Dios sabe lo lejos que está el mar si no llueve,
y en el desierto los despertares son
amanecidas sin esperanza;
Pero, oh hermana, no sé hacer nada salvo cantar tu blues
y quisiera dejar claro que vivo ahora desnudo
y mi corazón desnudo
imita todos tus latidos.
Y quisiera ser una ballena blanca
o un toro
o un huracán
o la luna misma, tal y como tú eres;
Y preciso y persigo tu soledad,
porque eres a perpetuidad
Fuego,
y no habrá lluvia fina ni noche negra
que te apague.