My name is Lolita #50años Marilyin

El cabronazo de Mikelow tenía una «blonde» por amiga, una de esas a la que habrías entregado el alma sin pausa. La niña decía cuando se presentaba «my name is Lolita», así, tan cándidamente, y a su alrededor el mundo se paraba. Alguien me contó que habían intentado con ella casi de todo. Finalmente había confesado su edad, aunque nadie le creyó en demasía. Era parte del juego. Entre un mar de tequila reposado y la imposibilidad de su deseo comprendimos la tibieza de Mikelow. Comprendimos que Lolita habría sido nuestra madre, habría sido nuestra amante más exhibida en las cien cuadras del Bronx, pero por nada habría sido nuestra amiga.

Entonces ella se hundía entre los brazos de Mikelow y se escapaban entre las nieblas del río Hudson. Era una mujer-niña, delicada, herida por la vida. Donde los hombres acecharon Lolita ofreció sus heridas y Mikelow sonrió.


 

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