Tempus Fugit Est, La presentación en la “Villa de Libro de Urueña”

Este fue el final del viaje que comencé en su momento con Tempus Fugit Est: la presentación física del libro.

Al evento, en la pequeña ciudad amuralla y medieval de Urueña asitieron mis mejores amigos. Todos disfrutamos de una maravillosa tarde.

La mejor forma de recordarlo, el vídeo que grabamos aquel día.

 

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#Sueñocon Dios

Me despierto… pero aún Él no ha llegado. Siento que estuvo cerca cuando yo marché. Veo señales escritas en las ventanas, muchos hablan de su Voz o de sus Palabras y aunque lo espero, temo que no habrá de llegar a tiempo.

Fuera todo discurre entre sueños. Aunque yo sueño con Dios, Él provoca con sus silencios y sus ausencias. La Fe mueve mundos, pero este Dios-cosmonauta se debe entretener en la diáfana atmósfera perlada. Mientras, los de abajo, no cejamos de asesinarnos.

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#Sueñoconborrarmipensamiento si miro la montaña #casidevacaciones

No olviden que todo montañero deberá detenerse en la cumbre a descansar. Este reposo debe ser meditado, que la vista suba por las faldas, que recorra los bosquecillos de hayas hasta alcanzar los faldones de los peñascos; y que se enrede en las cornisas para arremeterse contra las nubes del horizonte.

“Sueño con borrar mis pensamientos…”, entonces se piensa. Y se da uno cuenta que no somos más que viento y que vinimos a ocupar el sutil soplo del tiempo que se marcha; y que allá, fundidos con las alturas hay algo en nuestro interior que muchos llaman espiritualidad, pero al que yo suelo referirme con la letanía “no somos nada”: El eco que se deslinda tras las cárcavas.

Picos de Europa

 

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#Scrooge también sueña con el perdón de su fantasma #CuentodeNavidad #CharlesDickens

Scrooge, viejo tacaño, duerme y sueña con las nubes rosa de caramelo, accidentales reposos para tus fantasmas. Acumulas tierra cubierta de minerales, el tiempo que se resbala por las  rodillas, empalagoso relámpago  que siente la noche de baba que se apalanca debajo de la cama.

Es el tiempo relente con el que sueña Scrooge, el perdón y futuro que sobreviene de madrugada.

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#soñabaconsuperdición de #Billywilder #doubleindemnity

Neff soñaba con la araña de Phyllis acariciando su corazón, soñaba con su perdición, soñaba con su pelo rubio y su perfume arrancándole los sesos, soñaba con las escaleras y ella descolgada, y su beso, ahh su beso.

Ella le dijo antes de marchar:

-I wonder if I known what you mean…

-I wonder if you wonder… –le respondió.

 

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Depredador #Ahorasueñocon

Tened en cuenta que el depredador también sueña. Sueña con la caza. Sueña con las víctimas. Con otra, con otra más.

En la noche fría y en el rincón más lóbrego nos los encontraríamos pero ahora el depredador sueña con la luz y el campo, con los espacios abiertos, con la multitud: con el éxito. Ahhh, viejos depredadores protegidos por las sombras. Quisieran con sus zarpas rodearnos el cuello, estrangularnos, bebernos los intestinos o vaciarnos los tuétanos. Por eso transitan fuera de las madrigueras y se disfrazan para confundirnos. Sueñan con el día porque en sus lechos hacinan los huesos astillados de los cazados. Hoy sueñan contigo y tu piel se estremece. Se aproximan de espaldas y te susurran. Los depredadores sueñan y nosotros nos sentimos deseados.

Es el beso frío y dañino: el más amado, el más temido.

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#soñabaserprincipe #imperioimaginario

 

Soñaba con ser príncipe de su imperio imaginario, un imperio donde tuviera gato, tal vez dos, gatos mansos que salieran a recibirle de regreso del curre. Imperio de cuarenta metros cuadrados y dos habitaciones de luz cristalina. Soñaba con vivir solo, despanzurrado a sus anchas, sin otro deber que regar las macetas o repasar el polvo acumulado. No quería nada, nada salvo una cama, un armario prácticamente vacío y sin ningún libro. Las paredes grises y agrietadas y un cuarto de baño que no compartiría jamás con nadie.

No era necesario dinero ni acomodo ni hipoteca ni hacienda ni obligaciones. Cuanto más era menos para él. Y sin quererlo soñaba con su pequeño ducado, un ducado desprovisto de lujos, una ínsula a la cual los viajeros nunca se acercasen y de la cual él fuera su dueño: sus puñeteros cuarenta metros cuadrados, que no son tumba sino un saloncito ampliado, la cocina compacta y americana, y en una pared un aparador con el retrato en blanco y negro de sus padres.

Hay sueños que atesoramos intensamente, pero que si nos preguntarán los negaríamos a ultranza… pero que deseamos en lo más profundo de la noche. Si viniera el hada buena la timaríamos, mataríamos por ser reyes de un imperio dorado, regado de monedas de oro y diamantes.

Y en realidad tan solo querernos perdernos y que nos dejen en paz.

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Quisiera entender… #teregalo #lossueñosquenotuve

 

Quisiera entender qué habría sucedido de no haberse nunca conocido. Quisiera entender cómo habrían envejecido separados e ignotos, los sueños de sus otras-potenciales-vidas, las noches en vela que nunca habrían compartido, ni la mano de ella reposando, o en la oscuridad, su respiración bronca que tanto le incomodaba.

Lo que no existe no es: quizás como mirar un pozo cuyo fondo sea negro.

Él habría amado otros cuerpos, ella le decía, y aunque siempre se resistía a pertenecerle por completo ella se sentía única cuando estaban tan cerca. Nada es como imaginamos, pero en esta magia la realidad se escribe en minúsculas y somos, palmo a palmo, dibujados por los que nos aman. No hay más.

Y a cada esquina dejamos atrás otra revuelta de nuestro vivir, pero si ellos no se hubieran conocido… sería como sobrevivir sin el brazo derecho, como tener la panza abierta y no desangrarse del todo, como si la aorta del corazón impulsará su aliento al cuerpo inmóvil de un desconocido.

Quieren hacernos pensar que somos uno, tal vez porque el egoísmo vende mejor; Es todo mentira. Somos medio, un tercio, un cuarto, así sucesivamente. Somos amados y somos el ladrillo y la porción que construye la casa, porque esta no se hace solo de una única piedra. Este ladrillo habría existido siempre en cualquier otra vida, en otro hogar, pero ellos tendían a pensar que precisamente en aquella, en la suya, todo había encontrado acomodo, cobijo y sentido.

Sin estos sentimientos nada habría valido la pena. No los hijos, ni la casa, ni el esfuerzo depositado en un plazo fijo sin fin.

Te regalo mi vida”, le dijo un día. Él no lo aceptó. Tan solo quería una porción de sus horas.  “Pero dímelo siempre”, le respondía sonrojado.

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