Hubo un tiempo cuando todavía no había tiempo, cuando aprendimos a nominar las cosas, cuando perdí mi corazón entre las montañas.
Desde entonces es un esfuerzo baldío levantarse para sentir que todo sigue igual. Que podría conquistarlo todo aunque acaso el silencio me lo prohíba. Cruzo puentes, vadeo el Deva, cuanto más camino recorro, el rumor blanco de las cumbres me recuerda donde hube abandonado a mi destino.
Por eso, allí me desplazo. El ganado y los pastores me acompañan, me guían hacia ninguna parte.
Gracias Dani por el vídeo.