Y si me amas que sea por siempre,
si me amas, dímelo o calla, haz que caiga lo negraco del olvido:
haz de nuestro laberinto un pabellón de guerra,
por ansiado fin
el presagio y su refugio.
Tengo por disfraz el silencio
y me hundo en el barro sin límites.
Ayer fui. Tú eras.
Donde la pasión deja mojones hueros
en la boca.