Los libros nacen de dentro. Son como trozos de ramas. Pero cuando los ves fuera, y los ves llegar a casa impresos te das cuenta de que fueron órgano, el bazo o los pulmones que respiraban y que ahora discurren con vida propia, y son independientes e hijos de otros: sus lectores.
Estos recién nacidos celebran su cumpleaños. Soplemos la vela, y pues, participemos de su infante año 0.