Hace tiempo que os hablé de la revista electrónica Ariadna.
Parece increible, pero permanecen fuera aparte de la moda fiera esta de las bitácoras. Por algo será, que será que lo bueno ni abunda ni es necesario vestirlo de sedas o tules. Es bueno por si.
Publican poco, y ahora he leído su número de otoño. Canela fina.
Tuve el honor, a principios de este año de que me publicasen unos poemas: LA SOLEDAD DEL COSMONAUTA.
Ahí va el segundo, titulado: Viaje (galáctico) de Antonio Machado
Caminante no hay camino
sino estelas…
El cosmonauta sueña
su feto flotando por la cosmografía del vientre materno
(a merced del silencio)
la noche parecida al líquido amniótico
y la vía láctea con su cordón umbilical.
Porque fueron voces que recuerdan antiguos paraísos arcanos
y son laberintos resonantes que jamás nos devolvieron
(a merced del silencio)
serán destinos secuestrados de un largo viaje
que fue, en parte, feto castrado
y en todo, naufrago de mar.