Mi amiga y compañera de mesa en el trabajo C. dice que el dinero bien no se merece una tumba o una silla o pata a la cual atarse más de 8 horas al día. ¡Bien dicho sea! A veces nos amarramos a estos sueños que más bien se pintan de color negro, ¿o quisieran decir otros de dorado?, casi como aquel ataúd que contenía el cuerpo del señor Scrooge en Cuento de Navidad: El fantasma de las Navidades futuras le hizo ver que la gente tan solo le agradecía su muerte y que había granjeado todo su esfuerzo y habilidades para construir un ejército de deudores, un mar de esclavos…
Es bueno que decidamos romper con el librillo de deudas y que seamos libres de comenzar otra vez. De perdonarnos nuestras miserias. Que nuestra servidumbre no nos arruine demasiado…
Entoces sí que diremos… gracias amigos… my Friends… a thank you from the bottom of my heart…